El clan Yagyu continúa tratando de matar a Itto Ogami por cualquier medio; esta vez intentará algo más que combates o asesinos a sueldo: una forma legal de capturar a los vagabundos y conminarlos a trabajos forzados. Mientras tanto, Daigoro presencia accidentalmente un crimen contra la princesa Aya, y el asesino debe matar al pequeño testigo si quiere continuar sus planes. Además, una mujer le encarga una cartera robada y los oficiales detienen a Daigoro y lo sentencian según las leyes para menores; el cachorro de lobo demuestra su temple a pesar de su cortísima edad, y los delincuentes quedan impresionados con aquella fortaleza.